domingo, 17 de marzo de 2013

TEORÍA DE SISTEMAS. El ser humano es un sistema.


TEORÍA DE SISTEMAS. El ser humano es un sistema.
 Circuito relacional. Partes – interrelaciones – organización – todo.
Joaquin Benito Vallejo

              El ser humano en si mismo puede considerarse un sistema. Como todo sistema, está formado a la vez de múltiples sistemas. -En síntesis, el ser humano estaría formado de: un sistema fisico -el cuerpo-, un sistema psíquico -la mente-, otro sistema social -la sociedad en su conjunto-.
              Por una parte sistemas internos a él, dentro de su cuerpo: como son los diferentes órganos con sus funciones, y por otra parte sistemas externos a él, como son la sociedad, la cultura, la historia, la familia, y el ecosistema ecológico. Subsistemas unos, con menor campo de actuación y macrosistemas otros, más amplios y conteniendo a su vez a otros subsistemas de menor alcance.
               Por un lado sistemas físicos, -unos internos y otros externos-, por otro, sistemas psíquicos y sociales, -también unos internos y otros externos-.
              (Dicho esto hay que clarificar, que si contemplamos estos sistemas por separado, como partes aisladas, el ser humano se desintegra, deja de existir como ser humano.
              Una de las reglas del pensamiento sistémico: Los sistemas vivos –el ser humano-, son totalidades integradas cuyas propiedades no pueden ser reducidas a las de sus partes. Las propiedades esenciales son propiedades del conjunto –del ser humano- que no están en ninguna de las partes por si solas.)
             
              No podemos ver al ser humano únicamente como un cuerpo físico, ni como  una entidad psíquica, ni tampoco como una entidad social. Si separamos las partes, la totalidad se desintegra. Todas las partes interrelacionadas hacen al sujeto hombre. Las partes aisladas, desgajadas, no son nada.
Si contemplamos al cuerpo físico, distinguiremos en él muchos sistemas internos: respiratorio, cardiaco, digestivo, metabólico, nervioso, cerebral, motor…, etc. Todos ellos funcionan interrelacionadamente para que la unidad corporal física interna se mantenga estable. –homeostasis-. Y con ella también la unidad psíquica.
Es importante ver que ni el ser humano ni ningún ser vivo pueden vivir sin el medio ambiente que le rodea. Dependen de él para vivir. Es más, se ha formado en él. El ser vivo es permeable, toma del exterior y transfiere al exterior. Coge lo que necesita y expulsa lo que no quiere, lo que no necesita. No solo el aparato digestivo, toma y expulsa, a través de la boca y el ano. La piel es permeable y cumple diversas funciones con su permeabilidad. El sistema sensorial –vista, oido, gusto, olfato, tacto- captan diversas informaciones del medio exterior, esenciales para poder moverse en el.  Ni el ojo ni la mano ni el corazón ni el estómago funcionan solos y por separado.

              Podíamos definir al ser humano como un sistema antropo-bio-fisico-psico-social-cultural-histórico-ecológico-cósmico.
              En síntesis, el ser humano es un cuerpo material – físico, que contiene un psiquismo –inmaterial-. Pero este cuerpo-ser humano, tiene una dependencia pasada –bio-antropológica-ecológica-cósmica- y otra dependencia futura –socio-cultural-histórica-ecológica-. Sin esa historia pasada ni esa historia futura, el ser humano no puede ser ni existir.
                Se establecen redes de relaciones – círculos – conexiones - telas de araña – madejas – tejidos… hacia atrás y hacia adelante. Sin ese enredamiento, el ser humano deja de ser, ser y humano.
              En síntesis, el ser humano es una entidad física-psíquica-social.
              Más sintético aún, el ser humano es un sistema en sí mismo aunque formado por otra multitud de subsistemas, en relación interdependiente con un sistema externo, también formado de multitud de subsistemas.

              Los aspectos físico-químicos son los elementos materiales soporte y continente de los aspectos inmateriales psíquicos y estos a su vez lo son de los aspectos sociales. En cada uno de estos campos hay nuevas emergencias respecto de los anteriores.

              La unidad del cuerpo humano, -aunque no es meramente físico, está conformado por una multitud de sistemas físicos-,  producto de avatares y tanteos bioantropológicos,  resultado del largo y venturoso caminar de la vida desde la ameba hasta los primates.


(En mis libros: “Cuerpo en armonía” – Capítulo 1 Importancia del movimiento / En la evolución de las especies: la función que generó la estructura corporal humana. / En el desarrollo del ser humano: la función que convierte en real lo potencial. Unidad bio-psico-social.- pags 23 a 40 y “Cuerpo, mente, comunicación” – Capítulo 1 Unidad física, psíquica y social.- pags 19 a 31, abordo este tema, aunque sin hablar específicamente de pensamiento sistémico.



Teoría de sistemas.
(El presente tema ha sido recopilado fundamentalmente de los textos de Edgar Morin, sobre todo de: El Método 1 –La naturaleza de la naturaleza- Ed. Cátedra. Madrid 2006,
por Joaquín Benito Vallejo)

En el anterior escrito, enunciábamos una serie de puntos sintetizando la concepción del pensamientosistémico.
Anotamos ahora solo los 4 primeros para detenernos en ellos y  ampliarlos.

·       Los sistemas vivos son totalidades integradas cuyas propiedades no pueden ser reducidas a las de sus partes.
·       Las propiedades esenciales son propiedades del conjunto que no están en ninguna de las partes por si solas.
·       Estas propiedades emergen de las relaciones organizadoras entre las partes.
·       Las propiedades quedan destruidas cuando el sistema se disecciona en elementos aislados.

              El campo de la teoría de sistemas es casi universal, porque toda realidad conocida desde el átomo, las moléculas, las células, las plantas, los animales, la vida, el ser humano, la familia, el pueblo, el ecosistema, la tierra, el sistema solar, las galaxias, el universo, pueden ser  concebidas como sistemas, lo que significa que existe dentro y entre ellos, relación combinatoria de elementos diferentes.
              Tratemos de aplicar todo lo que sigue a continuación, al sistema ser humano, guiándonos un poco por lo expuesto anteriormente con el título de “el ser humano es un sistema”.

              La noción de sistema supone que la totalidad conforma una unidad compleja, que no solo se reduce a la suma simple y numérica de las partes. Sino que se sitúa en un nivel transdisciplinario que permite concebir a la vez la unidad y las diferencias, la unidad y la diversidad.
              Se establece con ello una complejidad dinámica, en la que los elementos se relacionan unos con otros de muchas formas  distintas. Cuantas más conexiones tengamos, mayor será  nuestra influencia exponencial.
                      
              El sistema es abierto. Una piedra, es un sistema cerrado, ya que permanece en estado de equilibrio siendo sus intercambios con el exterior nulos.
La llama de una vela, el remolino y sobre todo los sistemas vivientes tanto a nivel de estructura, como de existencia dependen de una alimentación exterior material – energética y en los sistemas vivientes además, organizacional – informacional.

Esto sobrepasa la idea de equilibrio. Se puede ver un desequilibrio en el flujo energético que los alimenta. Sin embargo, es ese desequilibrio lo que permite al sistema mantenerse en un aparente equilibrio. El estado estable es paradójico, ya que las estructuras se mantienen estables mientras  que sus componentes cambian. Nuestras moléculas y células se renuevan mientras que el conjunto del organismo permanece estable. Por un lado el sistema debe cerrarse al mundo exterior para mantenerse estable y protegido pero por otro es esa apertura, de la que se nutre, la que mantiene su interior. Y ello supone una relación indisoluble entre el mantenimiento de la estructura interna y el cambio de los constituyentes.
              Las leyes de organización de lo viviente no son de equilibrio sino de desequilibrio compensado, de dinamismo estabilizado.

              Para entender y comprender al sistema, no solo tenemos que referirnos al sistema mismo sino a su relación con el sistema ambiental externo.  Esta relación no ha de significar una mera dependencia, sino que es necesario concebirlo de otra manera: la relación del sistema interno con el externo es realmente lo que constituye el sistema. La realidad sistémica se sitúa tanto en el vínculo entre uno y otro sistema, como en la distinción entre ellos. Ese vínculo es esencial. El sistema no puede ser comprendido más que incluyendo en si al ambiente, es íntimo y extraño a la vez, es parte de sí mismo al mismo tiempo que exterior.
              Es imposible ver el sistema abierto como una entidad aislada. Esto abre  la puerta a una teoría de la evolución que proviene de la interacción entre sistema y ecosistema y que se desborda en un metasistema.

Lo que define al sistema es el circuito relacional.

Ni la descripción ni la explicación de un sistema pueden efectuarse a nivel de las partes aisladas, -reduccionismo-, ni tampoco puede efectuarse al nivel del todo sin tener en cuenta las partes. –holismo-. Lo que define al sistema es la articulación, la organización, la unidad compleja.
Como superación y reacción contra el reduccionismo, se ha caído en el punto contrario: el holismo. La primera centrada en las partes sin tener en cuenta al todo, la segunda, viendo el todo global sin mencionar las partes.
No debe haber aniquilación del todo por las partes, ni de las partes por el todo.
Es decir, no se puede concebir el cuerpo humano en su totalidad, sin tener en cuenta los distintos órganos que conforman el cuerpo con sus funciones e interacciones entre ellos.

Es necesario aclarar las relaciones entre las partes y el todo, donde cada término remite al otro.
Todos los órganos del cuerpo funcionan interrelacionadamente de cara a la totalidad corporal. No existe el cuerpo humano en su totalidad sin la actuación combinada y diversa de la respiración, la circulación, la digestión, etc., etc. Pero el cuerpo humano –y mucho menos el ser humano-, no pueden ser concebido solamente como unos pulmones un corazón, etc.

No se puede conocer el todo sin conocer cada una de  las partes, ni conocer las partes sin conocer el todo.
La descripción de las partes depende de la del todo, y este depende a la vez de la de sus partes. Es en el circuito partes – todo – partes,  donde se forma la explicación.
Ninguno de los términos es reductible al otro. Si las partes deben concebirse en función del todo, también deben ser concebidas como partes aisladas.
Además hay que conocer también las cualidades de las partes que yacen inhibidas y escondidas siendo invisibles en el seno del sistema no solo para conocer mejor las partes sino para conocer los constreñimientos e inhibiciones que operan en la organización del todo.

El circuito partes – todo,  no puede  escamotear la idea de organización. Debe enunciarse así: partes – interrelaciones – organización – todo.
Los elementos deben ser definidos, en y por sus partes originales y en y con las interrelaciones de las que participa, y en y con la perspectiva de la organización de la que están dispuestos y en y con la perspectiva del todo en el que se integran.
Inversamente, la organización debe definirse con relación a los elementos, a las interrelaciones, al todo, y así sin interrupción. El circuito que se establece es polirrelacional. La organización juega un papel nucleante.

El ser humano es más que el cuerpo físico, tiene otra entidad psíquica dependiente del cuerpo, especialmente cuerpo-sentidos-cerebro, y externamente de lo social, las relaciones con las personas, sin las cuales el psiquismo no puede florecer.

La organización es el concepto crucial,  que une la idea de interrelación con la idea de sistema.
La organización une, transforma, produce, mantiene. Une y transforma los elementos en un sistema y produce y mantiene al sistema mismo.
Liga los elementos entre si, combinándolos de diversas formas, formando la totalidad.
Es el principio ordenador que asegura la permanencia. Esta organización activa es a la vez formación y transformación. El ser humano se forma y transforma en relación con el cuerpo físico y con las personas y el medio ambiente que le rodea.

Todo sistema es también una organización contra la desorganización. El sistema vivo trabaja sin cesar para su permanencia y mantenimiento, pero el trabajo produce degradación y desorganización, por lo que una parte de su organización está destinada a reparar los desordenes. Transforma el desorden en orden, la desorganización en organización. El desorden no es eliminado sino transformado.

La organización es una noción más rica y compleja que la de estructura. Debe ser definida dentro del macroconcepto trinitario Sistema - Organización –Interrelacion.
Debe ser pensada de forma articuladora, multirramificada, comporta de manera nuclear las ideas de reciprocidad, de acción, retroacción, que embucla al sistema sobre sí mismo, en un todo que vuelve sobre sus partes, sus productos finales se embuchan sobre los elementos iniciales, de modo que la organización es al mismo tiempo organización de la organización. Es una noción circular.

La noción de sistemas ha puesto de relieve la idea de que la apertura es necesaria para el mantenimiento.
En cierta forma el circuito es cerrado, porque el sistema tiene una cierta autonomía, pero también es necesario estar abierto, porque su autonomía es relativa. Es necesario concebir al sistema en su relación con el entorno, con el tiempo. Concebirlo en una constelación conceptual.
El todo retroactúa en cuanto todo, sobre sus partes.

Todo sistema comporta zonas ocultas, oscuras, escondidas, reprimidas, donde bullen las virtualidades ahogadas.

La dualidad entre lo sumergido y lo emergente, lo reprimido y lo expresado es fuente de escisiones y disociaciones en los grandes polisistemas vivos y sociales, entre el universo de las partes y el universo del todo, incluso entre las múltiples esferas internas y la esfera del todo.

Aunque haya interrelación e interdependencia, también hay no-comunicación entre lo que ocurre a nivel global del comportamiento de un animal y lo que pasa en cada una de sus células.

Ninguna de los 30 billones de células de un ser humano, sabe lo que pasa cuando ese ser humano está haciendo el amor. Y ese ser humano ignora lo que está ocurriendo a nivel celular. Un gran imperio es un ser social que ignora las necesidades, los sufrimientos, los amores, el hambre, lo que sienten y piensan los millones de individuos que lo constituyen y para estos individuos, sus malestares parecen ser el producto de una fatalidad lejana.

Hay que situar la información y los datos en su contexto para que adquieran sentido. Pero lo global es mucho más que el contexto. Es el conjunto que contiene partes diversas ligadas de manera interretroactiva  u organizacional. Una sociedad, por ejemplo, es más que un contexto, es un todo organizado del cual formamos parte.

Tanto en el ser humano como en los demás seres vivos, hay presencia del todo en el interior de las partes. Cada célula contiene la totalidad del patrimonio genético de un organismo policelular.  Cada célula singular, cada individuo singular contiene de manera holográmica, el todo del que forma parte y que forma al mismo tiempo, parte de él.

Las unidades complejas como el ser humano  o la sociedad son multidimensionales. El ser humano es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo, racional. La sociedad comporta dimensiones históricas, culturales, económicas, sociológicas, religiosas… El conocimiento pertinente debe reconocer esta multidimensionalidad, e insertar en ella sus datos. No podemos aislar una parte del todo ni las partes unas de otras.

El conocimiento debe afrontar la complejidad. Complexus significa lo que está tejido en común, en conjunto, hecho de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados. El tejido de eventos, acciones, interacciones, determinaciones, retracciones, azares.  Por lo tanto, hay complejidad cuando son inseparables los distintos elementos que conforman el todo. Y existe un tejido interdependiente, interactivo, e interretroactivo, entre el objeto de conocimiento y su contexto, las partes y el todo, el todo y las partes, o las partes entre si. La complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad. La complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado,  de lo inextricable, del desorden, de la ambigüedad, de la incertidumbre.
No se puede afirmar rotundamente que tal aspecto del ser humano es genético o social, sino que nos queda la incertidumbre de que hay algo genético y algo social, sin poderse definir con exactitud.

La partícula no es un ladrillo primario, sino una frontera sobre una complejidad tal vez inconcebible. El cosmos no es una máquina perfecta sino un proceso en vías de desintegración y al mismo tiempo de integración. La vida no es una sustancia sino un fenómeno de auto-eco-organización extraordinariamente complejo que produce la autonomía. 
La totalidad es incierta, inconcreta, de muy difícil accesibilidad, por ello produce incertidumbre y  duda.  Porque difícilmente se la puede aislar y porque no se puede separar un sistema de entre todos los sistemas a los que pertenece a su vez, a los que está entrelazado. Y porque un sistema,  a la vez es totalidad y es parte de otra totalidad mayor.

Resulta mucho más incierto para los sistemas muy complejos como es el ser humano, perteneciente fundamentalmente a tres sistemas: especie – individuo – sociedad. ¿Cómo puede concretarse o describirse esta totalidad?

La respuesta siempre será ambigua, múltiple, incierta. Por un lado, se puede ver la sociedad como un todo y al individuo como parte de ella. Por otro lado podemos concebir la especie como el todo,  mientras que al individuo y a la sociedad como partes de ella. Y también, se puede ver al individuo como núcleo central del sistema, y a la sociedad como su ecosistema o también como la placenta, que le mantiene. Y esta idea, se afianza más si vemos que la emergencia de la conciencia se produce a escala del individuo y no en la totalidad social.

Lo cierto es que no se puede decidir ningún absoluto. Es necesario concluir que estos términos se remiten el uno al otro dentro de un circuito que es el verdadero sistema.
Este sistema forma una totalidad  múltiple, una politotalidad, cuyos tres términos son a la vez concurrentes y antagonistas.

De aquí se desprende que en ciertos momentos, bajo ciertos ángulos, la parte puede ser más rica que la totalidad.

No hemos de privilegiar la totalidad de la totalidad. ¿Qué es el cosmos sino una totalidad en dispersión cuyas riquezas están diseminadas en pequeñas partes? Parece que “pequeñas partes del universo” tienen un  poder reflexivo mayor que el conjunto. Incluso, el poder reflexivo no puede llevarse a cabo más que en pequeñas partes. El punto de vista único de la totalidad,  es parcial y mutilante. La totalidad resulta más bella y rica cuando deja de ser totalitaria. Cuando deja de encerrarse en sí misma, cuando se vuelve compleja. Resplandece más en el policentrismo de las partes relativamente autónomas, que en el globalismo del todo.